miércoles, 23 de septiembre de 2009

Compartiendo nuestras últimas experiencias

El lunes 21, hemos empezado el curso de francés, en una institución que tiene las siglas C.A.S.A (Centro Alpha Santa Ana) es un centro subvencionado por el estado para que pueda ofrecer preparación a los emigrantes en ferencia al idioma francés. Nosotras podemos participarticipar en ésta institución, pues lo dirigen las Religiosas de Santa Ana quienes se dedican en ese Centro a apoyar a los emigrantes, no solo en el aprendizaje de la lengua sino también les ofrecen asesoría jurídica, con respecto a Migración, asesoría en cuanto instancias para buscar empleos, dejar a los niños en guarderías seguras etc.
En este momento estamos con 18 compañeros y compañeras, con nosotras dos, somos 20 de 13 nacionalidades (China, Polonia, Vietnan, Colombia, México, Laos, Perú, Chile, Filipinas, Panamá, Canadá...)
Definitivamente esta es una experiencia única, tanto para aprender, como para compartir la vida con personas que han tenido que dejar sus familias, países etc.
Tenemos una profesora que es una religiosa canadiense muy competente y con muchos deseos de que aprendamos. El ritmo de estudios es fuerte, sin embargo tenemos mucho ánimo y esperanza de poder aprovechar bien todo lo que ahí nos van a ofrecer.
Por lo demás, en la casa recibimos un fuerte refuerzo afectivo y efectivo pues las hermanas se preocupan mucho de nuestro bienestar con respecto a la comida, al clima, a la salud y por su puesto a la vida comunitaria. Nos vamos sintiendo muy acompañadas por las dos, Pierret y Rollande.
Les queremos contar que el sábado fuimos a conocer el Oratorio de San José que fue comenzado por el Hermano Andrés. Lo que más nos gustó además de este oratorio, además de su belleza estética en sí y de su maravillosa ubicación desde la que se puede ver, contemplar y admirar la ciudad, fue su Via Crucis, con esculturas tan bonitas, y las pinturas de San José con distintos pasajes en torno a la vida de Jesús.

Es bonita la historia del Hermano Andrés, un hermano que trabajaba en la porteria del colegio Notre Dame, un hombre sencillo sin preparación académica pero con una vocación clara de interceder, de orar por los demás. Esta vocación y carisma le ganó el cariño de los quebequenses, también, la gente por medio de él acrecentó su confianza en la intercesión de San José. La gente sube a la basílica, a pié, de rodillas, etc, así como en nuestras culturas lo hacen por el Cristo de Esquipulas, el Nazareno, el Señor de los Milagros etc. Realmente este oratorio, sus esculturas, pinturas y su gente de Quebec es son muy dignos de ir a conocerles.





Bueno mis queridas hermans esto es lo que les queremos contar por ahora, un abrazo fuerte a todas y nos encomendamos a su oración por nuestra estadía aquí en tre este pueblo trabajador y acogedor.

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